lunes, febrero 20, 2012

Guerreros Insaciables


Sechin, templo de piedra con 400 grabados en bajo relieve

Qué le pasó a los días cuando los guerreros eran dioses? Han transcurrido 3.500 años y la respuesta circula por el aire tibio que envuelve las imponentes murallas de Sechín, que cuentan historias de belicosos combatientes y sangrientos sacrificios humanos. Vencedores y vencidos expresados, por un lado, en personajes altivos y de aire marcial; y de otro, por victimas seccionadas en mitades y hartas cabezas cercenadas. El templo está asociado con un precioso bosque de algarrobos y cuenta, además, con el museo regional Max Uhle a disposición de los visitantes.

El poblado de Casma, a un paso de Sechín, cobró vida cuando se tendió la Panamericana Norte por esta zona, antes deshabitada. Era el puerto de Casma (a 15 minutos de la urbe) el que tenía una interesante dinámica económica, a base de cultivos de algodón y luego de la pesca. Todavía sobreviven antiguas casas y unas pocas embarcaciones, pero dista mucho del esplendor que tuvo cuando fue atacada por el pirata Davis en 1686.

En la ciudad de Casma, el tiempo transcurre con relativa tranquilidad. El ambiente es agradable en sus amplias calles y alamedas, hay buenos alojamientos y restaurantes más que aceptables. Existen hermosas playas a tiro de piedra de Casma, como la espléndida bahía y balneario de Tortugas (km. 391) y la caleta La Gramita (km. 345), de arena blanca, muy larga y curva.

De vuelta a casa, es difícil abstraerse a la melancólica necesidad de mirar el mar. Al llegar a Lima, en el primer semáforo, el caos vehicular y el estridente sonido de los cláxones confirma que las civilizaciones no han variado mucho en 3.500 años.

Fuente: Ricardo Rocha - Revista Somos Diario El Comercio (18/02/12)

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