sábado, octubre 23, 2010

El Lado Maduro de la Luna


El efecto benéfico de la poderosa cultura Moche (200-850 d.c.), ha tomado un segundo aire. Al cabo de casi veinte años de investigación y conservación de la Huaca de la Luna gracias a una gestión mixta entre la Fundación Backus, el Patronato Huacas del valle de Moche, y la Universidad Nacional de Trujillo, el monumento milenario ahora se convierte en un polo de desarrollo comunal contemporáneo. Así lo explica a la entrada del flamante Museo de Sitio Ricardo Morales, director del proyecto arqueológico.

El recinto museológico es un impecable edificio de ventilación natural, donde alta teconología digital que recrea la construcción de la Huaca de la Luna convive con 256 piezas encontradas y trabajadas en el sitio. Entre los tesoros de la colección destaca el celebrado Pato Guerrero, ceramio de arcilla cocida hasta la negritud, donde el ave que por allá usualmente viene con arroz aquí lleva porra y escudo de guerra con incrustaciones de nácar.

En torno al edificio, además de un centro communal para integrar al monumento con la comunidad a través de talleres artesanales, se lleva a cabo un proyecto de recuperación de plantas nativas como el molle y el algarrobo. Estos servirán de defensa natural a uno de los azotes del monumento: la erosión eólica. Los vientos arrastrando arenas de Salaverry puede llegar hasta los 50 kilómetros por hora.


Nota Completa: Caretas




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