A 63 km de Chiclayo, por la carretera Pomalca- Chongoyape que sale del costado del aeropuerto, a algo así como hora y media de viaje, se encuentra la Reserva Ecológica Chaparrí, la primera reserva privada con la que contó el Perú.
Chaparrí es un área de conservación privada de 34,412 hectáreas que pertenece y es administrada por una comunidad campesina y está ubicada en los bosques secos del norte del país. La reserva es una de las mejores áreas de protección para los bosques secos y es el hogar de una amplia variedad de vida silvestre, incluyendo muchas especies endémicas y amenazadas como el Oso de Anteojos o Andino, el Cóndor Andino, la Pava Aliblanca, el Zorro Costeño, el Guanaco y el Pitajo de Tumbes, por ejemplo.
La reserva debe su nombre a la montaña llamada Cerro Chaparrí que domina el paisaje, que fue considerada sagrada por la Cultura Mochica y lo sigue siendo para los shamanes de todo el Perú. En la actualidad es un modelo de conservación comunal y un proyecto de ecoturismo en donde la población local se beneficia de la protección de sus recursos naturales. Adicionalmente, Chaparrí es un centro de investigación científica dedicado a los ecosistemas del bosque seco y a las especies que lo habitan. Parte de su trabajo está orientado a recuperar las especies en peligro de extinción.
La reserva puede ser visitada mediante visitas por el día -entre las 7 am y las 5 pm- (previa coordinación) o pernoctando en el Chaparrí EcoLodge. Las visitas sólo se pueden realizar con los servicios de un guía local y mediante el pago del derecho de entrada que está destinado a la comunidad. En ambos casos las visitas deben ser reservadas con antelación porque los cupos son limitados.
El Chaparrí EcoLodge ofrece alojamiento en bungalows de adobe y piedra en el corazón de la reserva (12 habitaciones con baño privado y 4 con baño compartido, especiales para familias), así diseñados para evitar el impacto ambiental y para aprovechar los materiales locales. Si bien son rústicos, tienen todas las comodidades básicas necesarias. Tanto la energía eléctrica como el agua caliente se producen mediante paneles solares, mientras que el agua utilizada es tratada antes de ser destinada al riego.
El área común para las comidas es semi-abierta, para maximizar la posibilidad del visitante de interactuar con la vida salvaje, ya que es común ver a las pavas aliblancas y a los zorros costeños deambular por el lugar. El menú, elaborado utilizando, siempre que sea posible, materia prima local, es una fusión de la comida autóctona con elementos de la cocina internacional preparado por gente de la comunidad. Las comidas se sirven tipo buffet.
Los paquetes incluyen 3 comidas y los servicios de guiado, pudiendo también organizar el transporte
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