martes, abril 27, 2010

Monumentos de fe hechos en sillar

CLAUSTROS AREQUIPEÑOS ABREN SUS PUERTAS AL PÚBLICO PARA REALIZAR RECORRIDOS DIURNOS Y NOCTURNOS

Una experiencia religiosa, una ruta inundada de paz, historia, arquitectura deslumbrante y extraños milagros es lo que puede hallar mientras recorre el Centro Histórico de Arequipa.

Reconocida por su impresionante cielo azul, sus imponentes volcanes y la frondosidad de su valle, la Ciudad Blanca pretende que peruanos y extranjeros se animen a conocer los dos claustros más antiguos del lugar, que hoy funcionan como museos.

El itinerario puede tomar desde tres horas hasta un día entero, todo dependerá de su interés y el tiempo con el que cuente. La travesía involucra dos conventos que lo trasladarán al pasado y le brindarán una mirada por las creencias de las sociedades peruanas de épocas pretéritas.


TESORO VIRREINAL
En el día usted puede visitar el convento de Santa Teresa, que fue construido en 1700 y que recibió a mujeres de distintos estratos sociales que quisieron entregar su vida a la oración.
Al ingresar a sus cinco salas habilitadas para el público, se puede sentir la soledad en la que permanecieron y aspirar la fortaleza que mantuvieron durante sus largos años de encierro.

Si bien este era un convento poco opulento, en su interior se exhiben magníficas obras de arte religioso, que retratan la natividad y las escenas más importantes en la vida del Señor.

Obras de orfebrería en oro y plata están expuestas en lo que antiguamente fue la enfermería. Esculturas del siglo XVIII adornan los pasillos y salones.
Además, el lugar goza de una arquitectura colonial espectacular, con techos de bóveda originales, paredes en sillar y pequeños jardines donde solo se oye el canto de las aves.

El silencio perdura en Santa Teresa, pues actualmente 21 monjas permanecen en este claustro que en noviembre cumplirá 300 años de antigüedad.

 

EL CLÁSICO
El monasterio de Santa Catalina, conocido como uno de los atractivos turísticos más importantes de Arequipa será el siguiente punto en el itinerario.
Caminar sobre los pasos de las mujeres que se atrevieron a entregarse íntegramente a Dios, dejando familias y amigos, es sumamente interesante. Pero vivirlo de noche se convierte en una experiencia distinta, mucho más dramática y espiritual.

Creemos que esa sería la razón por la que determinaron su apertura nocturna dos veces por semana (martes y jueves). Le aconsejamos ingresar a las 6 p.m. para que pueda conocer sus 21 salas habilitadas, sus hermosas plazas y pasillos iluminados bajo la luz de la luna.

Fue el 15 de agosto de 1970 cuando este convento abrió sus puertas por primera vez al público y presentó 400 piezas restauradas, decenas de obras de la Escuela Cusqueña y una importante colección de arte religioso.
Cuenta la historia que debido a los terremotos ocurridos se construyeron celdas para las religiosas, donde actualmente se exponen enseres y utensilios que usaron en esa época.

Los guías del lugar explican que algunas de las monjas se decidieron por el encierro debido a algún amor imposible, un matrimonio que no quisieron concretar o porque carecían de la vocación maternal. Se sabe, además, que venían de familias adineradas y algunas se internaban junto a sus amas para que las atiendan.

Su estilo arquitectónico es colonial, pero destaca la fusión de elementos españoles e indios y sus amplios jardines sugieren una estancia de horas con un buen libro.

En esta ciudad de sillar, de más de 20.000 m2, existen 6 calles empedradas por las que caminan las religiosas que aún viven en los 5.000 m2 destinados al monasterio.

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